COMPORTAMIENTO: Las palomas construyen los nidos aprovechando cualquier material, desde sus propios excrementos, ramitas, clips, alambres o incluso esqueletos de otras palomas muertas. Comen basura, aproximadamente medio kilo cada día y para facilitar la digestión ingieren granos de arena o grava con el fin de triturar el alimento. Estas aves tienen una gran dependencia del agua, ya que pueden no comer alimentos sólidos durante días, pero no pueden pasar sin agua. Las palomas son monógamas, es decir que tienen pareja estable. Una vez se aparejan, la hembra pone de uno a dos huevos a los 12 días. A los 4 – 6 días las crías abandonan el nido.

 

PELIGROS:

Estas aves pueden generar problemas a la salud pública, pudiendo transmitir enfermedades a personas y animales domésticos como por ejemplo

Histoplasmosis

Una enfermedad respiratoria ocasionada por la inhalación de esporas del hongo histoplasma capsulatum, que son diseminadas en el aire y se posan en las excretas de las aves donde se promueve su crecimiento y se transporta por el viento. Esto puede conllevar un riesgo especialmente para los niños. Aunque las palomas no son transmisoras directas de esta enfermedad, sí favorecen el crecimiento del hongo

Ornitosis

Virus muy difícil de detectar y que pueden transmitir las palomas sin que a ellas se les manifieste. se trata de una enfermedad parecida a la neumonía viral.

La paloma urbana que es considerada por gran parte de la población como un animal benéfico, y normalmente no se suele ver como lo que es  o sea una amenaza para la salud pública. Resulta corriente verlas en todas las ciudades, en parques, plazas, edificios, etc. en cualquier lugar. Todos hemos disfrutado alguna vez contemplándolas y muchos incluso les habremos dado de comer más de una vez. En general, las palomas son animales que tienden a alimentarse, anidar y descansar rutinariamente en los mismos lugares, estos sitios normalmente están localizados en áreas altas y protegidas donde el ser humano no puede accesar. Les encantan los edificios grandes y muy altos, (herencia de sus orígenes cuando vivían en grandes acantilados).

 

 

El problema nace del número. Las ciudades ofrecen un hábitat al cual la paloma se ha adaptado perfectamente, casi sin depredadores, Estas condiciones provocan su explosión demográfica y la paloma pasa así de ser un simpático pajarillo a convertirse una plaga en toda regla.  Causando  molestias a los humanos  debido al ruido que pueden generar cuando se acumulan en buen número en alguna zona. , los expertos las denominan “las ratas del aire”, debido a los riesgos sanitarios que se derivan de su presencia y a las innumerables molestias que provocan en el mobiliario urbano. Puentes, tejados, repisas, balcones conductos de desagüe, desvanes, cúpulas, áticos y estatuas son los lugares que estas aves suelen preferir en las ciudades para descansar y nidificar. Especialmente perjudicado resulta el patrimonio eclesiástico debido a las características arquitectónicas de sus construcciones. Asimismo los efectos y desperfectos son de todos conocidos: sus excrementos, que depositan en cualquier parte, pueden llegar a ser excesivamente molestos, no sólo desagradable a la vista y al olfato,  si no  resultan notablemente corrosivas y ensucian o dañan, casi cualquier superficie ocasionando manchas permanentes, oxidación y corrosión prematura de las estructuras de metal afectadas, destruyen árboles y plantas jóvenes de jardines, e incluso, pueden provocar obstrucciones en canalizaciones, y por lo consiguiente goteras y humedades. Degradan las fachadas, corroen y dañan la pintura de los carros, deterioran el mobiliario urbano, y en general daña cualquier zona dando un aspecto bastante sucio y maloliente. Además las heces, junto con las plumas, son un foco de microorganismos y parásitos que pueden contaminar tanto alimentos, como suministros de agua.